Contextualidad

Por favor cerrar las ventanas,
Bueno, mi amor, un poco de coherencia,
hablemos un poco de lo que quedó sin comentar,
la cuestión sería que no tengo que decirte
que ante una situación así no podés estar tranquilo,
que no sé que es lo que hice, que no quedó claro,
pura disolución pura disonancia pura entre el yo y el vos
(obviame los impuros ahí)
evapración de la figura del poeta
que se hace humo entre chorros de tinta hirviendo,
vigilado por monos y lechuzas disecadas y frascos
de ratas en almibar y vino de cangrejo.

Puedo decir que vivo una vida tranquila en el teatro todos los dias,
(Gracias Ferlinghetti)
con los jalines caminando al borde de la fosa como yo mismo
y un merquero que toca la guitarra
entre el ruido de la tabla
que quieren todo el tiempo separar(ser) del suelo
y la poesía que sale de la lapicera que me regaló el psiquiatra
la primera vez que lo ví,
usando las sombras como frazada para no ver
el sol seis-de-la-tarde
que me dá dolor de cabeza manos transpiradas
y me quita por literato.

Es la mente, sí, es la mente,
lo que se aleja de vos con cada pitada,
bailando su cuerpo grisazulado en el viento que la dispersa,
abrazandose a la voz de la carn que se abre paso entre los labios
de una cualquiera, completanmente extranjera, con aliento a ácido y menthoplus negro
que no quiere conocernos, solo pretende que la escuche
y me ria y la bese y me vaya,
buen viaje, hasta nunca.

Todo termina en el mismo lugar, como siempre,
teniendo que ubicarme porque...
porque estoy fuera fuera de contexto,
como acariciar los perros de la calle,
como escribir(te)
como las Paredes Pintadas.