Can you hear me? I don´t want this any more!
I WANT TO CALL IT OFF!

miércoles, diciembre 21, 2011

Autobiografía.

Mi nombre no importa y esta es la última vez
que miento que va a ser la última vez
que trato de inventarme
la vida que tuve a medias.
Eso, y las excusas.

Dibujé soles casas perros
con ladrillos rojos naranjas, alguna vez,
no hace demasiado.
Quise ser astronauta para vagar por el infinito Vacio del Universo,
y terminé siendo poéta, que es casi lo mismo.
Cuando tenia seis robé un anillo de oro
pensando que podía alcanzar el Missisippi con eso,
encontrarme con Huckleberry Finn
y huir todavía más en una balsa de troncos marrones
pero no llegué a ningún lado.
El primer recuerdo que tengo es un cenicero roto
que estalla contra una pared,
gritos y dolor,
y yo no sentí nada.

Vi muchos trenes trenes trenes,
todos igual de llenos, igual de vacios,
me senté en sus andenes
y escribí,
fumé mis cigarros mendigados arrugados sucios
esperando algo que todavía no sé,
los alcanzé y los ví dejarme atrás,
sentí la tristeza pesada y densa del Mundo leyendo a Kerouac, escuchando una quena,
así como la alegría de vivir con el viento en la cara y el sol de los estribos.

Vago sin rumbo estaciones de servicio
y cordones de verda
y diagonales laberinto,
pero no llego a perderme tanto como quisiera.
Comí sobras de tachos de basura y baldosas vomitadas
sin necesidad real
sólo porque no se me ocurría por qué no hacerlo.
Esperé, caminé, sufrí entre cortinas de lluvia y pies de barro y hojas muertas,
me hace sentir cierto orgullo hacerlo, aunque toser sangre, aunque soledad.
Pude ver el alma de las personas condensarse
y formar nubes pegajosas,
entre vibraciones e imágenes sin sentido,
entre vasos y gritos.
Me vi llover entre esas nubes
y es una experiencia horrible para mí,
pero todas las semanas trato otra vez.
El destroy ergo skate es lo peor que le pudo haber pasado a mi hígado y cerebro,
pero tampoco me arrepiento demasiado.
Tengo pasta y genética de adicto y me gusta jugar al "a-mi-no".

Creo que la vida es un absurdo chiste de mal gusto,
pero no por eso deja de causarme gracia.
Estoy harto de escuchar
las campanas de una Catedral,
una Catedral de un Dios en el que creo de a ratos,
pero casi siempre tiene piernas de mujer
y dá forma a lo que no entiendo.
Siento la necesidad de escribir
para que llegue el momento
en el que pueda dejar de hacerlo
y ser libre.
Por ahora soy un loco miserable
que quiere correr desnudo
y gritar sobre las mesas de los bares
JE EST UN AUTRE
y llenar su cuerpo de Luz.
pero tiene verguenza de su cuerpo y su voz.
Leí a Burroughs ni a Joyce
a Ferlinghetti y a Blake
e hicieron de mi lo que soy ahora,
para bien o para mal.

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