Can you hear me? I don´t want this any more!
I WANT TO CALL IT OFF!

viernes, noviembre 25, 2011

Relatos cotidianos

Ya la mañana arrancó medio extraña, de eso no había duda posible. Me desperté a las cinco de la mañana como todos los (no tan) santos dias, me pegué una ducha para sacarme el barandazo del dia anterior y me fui como pude a tomar el micro para ir al laburo. Vos imaginate, levantarse a las cinco para entrar a las siete y media, con un viaje en bondi de una hora y piquito... Biutiful.
Voy medio dormido cuando se sube una bandada de pendejos borrachos haciendo quilombo al grito de guerra de QUE OLOR A CHIVO QUE TENGO, LOCOOO y me escucho a mi mismo diciendo laputamadrelaputamadrelaputamadre y variantes varias. Se ve que se subieron a mitad de camino, por lo que me los tengo que fumar en pipa turca durante cuarenta y cinco minutos nomás, una suerte.
Me bajo a las corridas porque me colgué y casi me paso de parada, entre permisos y dejame pasares y algún la concha de tu puta madre bajito me abro camino hasta el aire menos viciado y, hasta cierto punto, perturbador y voy caminando hasta mi puesto de trabajo cuando veo a mi chica (a falta de mejor forma de explicar la relación que tenemos, por fobias, tiempos y andá a saber que más) esperandome... Cosa extraña porque eran las siete y no había NADIE en el laburo, todo cerrado y vacío y una frase cruza mi mente como una patada voladora: Día del No Docente... La puta madre, pero bueno, no vine al pedo, está ella acá, vale la pena el viaje (así de mucho la quiero). Tampoco me resulta tan raro el hecho de que esté esperandome media hora antes de mi horario normal un día en el que no tendría que haber venido, pero tenemos una especie de conexión telepática, sé cuando ella va a venir a visitarme sin que me avise y ella sabe si por algún motivo estoy mal, esté donde esté, ahí está lo fuera de lo común pero que fui aceptando como algo natural y bastante copado, porque me ahorra guita en crédito para el celular.
Nos quedamos tirados en una plaza, charlando y mordiendonos de a ratos, la rutina saludable que tendría que tener cualquier pareja. Ella se fué despues de un rato porque también tenía que ir a trabajar, pero con la diferencia de que tendría que hacerlo efectivamente y no hay feriado que la salve, pobrecita. Pegar afiches y cortar el pasto con el sol de la mañana es algo que hace deprimir al más heroico espartano y putear al más abnegado monje tibetano, eso es algo que admiro de ella, sin contar que tiene que lidiar con pendejos desafinados y Taylor Swift prácticamente todo el día...
La espero a que desaparezca en las fauces de un 273 que por suerte venia poco habitado, y parte hacia los rumbos demasiado ciertos de City Bell. Ahora tengo ante mí la horrorosa perspectiva de no tener NADA para hacer durante casi diez horas, porque si vuelvo al lugar donde duermo no tengo plata para volver a venir, y no tengo ganas de soportar dos infradotados y un neurótico paranoico durante el resto del día sabiendo que ya pude escapar desde tempranito, mejor me quedo.
Uso algunas monedas para conectarme media hora en un ciber de esos a los que van los trapitos recontra jalados y los trasnochados barbudos de treinti-cortos a jugar al WoW a falta de mejor forma de desperdiciar su vida. Le doy un billete de diez al de la caja, un morocho narigón con cara de nada, que en ese preciso instante tenia la boca abierta como un retrasado y miraba para todos lados. Estuvo cuatro minutos reloj para darme el vuelto, mientras yo pensaba "yo quiero de la que se manda, por ahí así se me pasa mas rápido el dia"...
Cuestión que me dá finalmente el vuelto, y apoyo mi bello culo en la silla de la máquina diecisiete.

Continuará....