Can you hear me? I don´t want this any more!
I WANT TO CALL IT OFF!

domingo, febrero 19, 2012

Era el flaco más triste que alguna vez haya sostenido un fernet y ella no era un concepto, era solamente una mina hecha mierda que buscaba paz mental. Esa era la pauta, esa frase lo define todo. Buscar coincidencias, simetrías, lo que sea con tal de no caer en lo gris que todo lo absorbe.
Desde todo punto de vista, la mayoría de los días de una vida, cualquier vida, son insignificantes, sin recuerdos entremedio. Y tal vez este no sea la excepción. Era viernes, del resto nadie se acuerda.
Podría haber ido a hablarle, salir de ahí donde el humo y el ruido eran todo, pero no, simplemente no. El miedo al rechazo simplemente por principio es algo común.
-Esta es tu vida, y se termina con cada minuto que pasa.- se dijo, tratando de al menos salir de ese limbo que está entre arriesgar y huir. Y frases completamente random daban vueltas por su cabeza mientras el fernet transpiraba de la misma forma que transpiraban todos ahí, un verdadero microclima de decadencia controlada.
Ella seguía en un rincón, ajena a todo el mundo y, a la vez, de la mano con todos. Esconderse a simple vista es la estrategia de supervivencia más efectiva, y lo sabe, pero poco a poco las máscaras empiezan a astillarse y los payasos cambian las flores por revólveres, los forros usados en baños anónimos se transforman en ramos de rosas y Sí, quiero.
‎-Esto no está pasando, no estoy acá- pensaba ella, con la cabeza llena de ácido e incoherencias espacio-temporales. Y piensa intermitentemente en el flaco del fernet y en sus ojos tristes que se esconden atrás de la gente, atrás del humo, atrás de unos anteojos baratos.
Sabe que quiere levantarse y preguntarle por que su corazón se siente tan mal, por qué su aura es tan blanca y funeraria en un lugar donde hay que ser feliz. Pero no puede, porque la mente juega con la materia y él está y no está y, a la vez, lo es todo. Es un cualquiera aburrido abstraido del mundo y es la redención eterna de ese instante único. O por ahí, simplemente, no es nada más que uno de los vaivenes del ácido en los pliegues del tiempo que solamente transcurre en su cabeza.

sábado, febrero 04, 2012

A mis hijos

Si sobrevivo a mi no future
les diría a mis hijos
que los amo más que a nada en el mundo
siempre que tenga oportunidad.
Les recordaría siempre
que no tienen que tener miedo de su cuerpo
ni de su mente,
ni, mucho menos, miedo al miedo.
Los llevaría a pasear
todas las noches
con el capitán Nemo y el Pajarito Remendado,
Phineas Fogg y Alvar Nuñez Cabeza de Vaca,
por nombrar algunos pocos.
Les contaría historias maravillosas
sobre un chico
que sufrió perdidas terribles
pero, al final y la mayoría del tiempo,
consiguió lo que quiso
a pesar de todo.

Si puedo sentir el latido del corazón de mis hijos
al mismo ritmo que el mio
los protegería de mi mismo,
de mis miedos y excesos,
los dejaría ser libres
en todas las formas que yo no pude,
así con los límites que siempre echo de menos.
Les haría ver siempre
que no se puede dar la mano
con el puño cerrado
ni un abrazo
con los brazos caídos,
ni un beso
cuando se habla de más.
Les diría siempre la verdad
aunque les duela al principio,
y les pediría lo mismo a cambio.

Si puedo abrir los ojos de una vez
les contaría como soñar con ellos me sostuvo tanto tiempo
y como ir a despertarlos me mantiene, pase lo que pase.
Sería su amigo
su padre
su guía,
nunca una razón más para esconderse abajo de las sábanas,
ya hay demasiadas.
Les explicaría de donde vienen los bebés
y a dónde va a dormir los pájaros,
que ruido hace un árbol
si no hay quien lo escuche
y que tres botas son un par y medio.
Reiría con ellos,
lloraría con ellos
y nunca los dejaría perderse dentro de si mismos
hasta que sea el momento
y sepan el camino de vuelta.
Les enseñaría a escuchar el viento,
a sentir el latido de la Tierra,
a querer llegar mas lejos que el Cielo,
a apreciar el olor de la tinta fresca.
Si quieren ser astronautas
siempre estaría para decirles
lo fácil que es llegar a las estrellas,
si ellos quieren.
Les mostraría como ellos son mucho más grandes
que cualquier Cortázar, que cualquier Kafka,
como cualquiera de nosotros lo es.
Les contaría sobre mi Teoría de la Rana
cuando se sientan perdidos.
Que no hay mayor Belleza
que la que uno puede darse.
Que son Hijos del Amor
y que no se les olvide.

Y, por último,
haría que se olvidasen de todo lo que les dije
y empiecen de nuevo,
que no sean como su padre.